El distrito Nippori de Tokio es conocido por su ambiente de centro histórico con calles comerciales repletas de compradores. En 2016, se abrió aquí una tienda de cámaras entre las tiendas retro. En los escaparates que cubren toda una pared de la tienda, las cámaras irradian nostalgia.
Saca de su bolso una cámara analógica sueca fabricada hace 4 décadas. A lo largo de alrededor de 15 años, el ser humano ha utilizado cámaras digitales, sin embargo al rememorar que poseía esta cámara escondida en la vivienda de su niñez, tomó la decisión de desempolvarla.
Aquí no encontrarás lo último en cámara digitales; la tienda solo da cámaras viejas.
«Ahora puedes volver a utilizar tu cámara», le dice Inada, devolviéndole la cámara a su dueño.
«Nuestros propios consumidores integran fotógrafos que han utilizado cámaras analógicas a lo largo de 50 años y usuarios novatos que jamás anteriormente han tocado una de estas cámaras», comenta Inada.
Parece que admiran el impacto exclusivo de las imágenes de la cámara analógica publicadas en sitios de redes sociales como Instagram».
¿tecnología de alto nivel o una cultura analógica?
En Japón se ha registrado un incremento de la preferencia por lo analógico.
De acuerdo con el Ministerio de Economía, Negocio e Industria (METI), el presupuesto de Japón en indagación y desarrollo para tecnología industrial ocupa el tercer sitio luego estadounidense y China. Japón sobresale en todo el mundo en zonas de electrónica doméstica, robótica, coches y desarrollo espacial.
Pero paralelamente, en Japón se ha registrado un crecimiento en la preferencia por lo analógico, como las antiguas cámaras de carrete.
Un paraíso para los apasionados de lo analógico
«Para cualquier persona que ame lo analógico, Japón es como el cielo», dice Bellamy Hunt, una entusiasta de las cámaras filmadoras de Inglaterra que habita en el barrio Kichijoji de Tokio.
Luego de viajar por el planeta, Hunt escogió Japón para establecerse en 2004 y 7 años después abrió su tienda de cámaras analógicas en internet: Japan Camera Hunter.
Hunt supone que es esta reacción de cuidado lo cual define la calidad de las cámaras accesibles en Japón.
La mayor parte de los aficionados compran sus cámaras en el mercado de segunda mano.
Plantea que la «accesibilidad» es otra característica de la cultura japonesa de las cámaras analógicas.
En las primordiales localidades hay monumentales tiendas electrónicas y tiendas de segunda mano que se dedican a las cámaras analógicas, lo cual ofrece ingreso a cámaras de todo el planeta.
El Arte visual de japon
En las calles del barrio Nakameguro de Tokio está Waltz, una rara tienda en el planeta presente que se especializa en la comercialización de cintas de casete.
Abierta en 2015, la tienda cuenta con una recopilación de bastante más de 6.000 cintas.
«Las cintas de casete no son recursos del pasado, sino parte de una cultura musical nueva y en extensión», explica Taro Tsunoda, el dueño de Waltz. Aunque la tienda además vende casetes de segunda mano más viejos, su enfoque primordial son las cintas novedosas.
Según Tsunoda, a partir de 2010 ha habido un crecimiento en el número de artistas, primordialmente de la costa oeste estadounidense, que han relanzado canciones a modo de casete. La compañía de estudio de melodía BuzzAngle Music informó que las ventas de cintas de casete han experimentado un incremento dramático en 2018, con un 18,9% más que el año anterior.
«El empaque rectangular en las cintas de casete es como un libro de arte desarrollado por el músico. Por consiguiente, mi tienda está aquí para exponer su trabajo como arte visual», dice Tsunoda.
Inclusive las cintas de casete de segunda mano permanecen envueltas y en perfectas condiciones.
¿Qué establece la economía de Japón?
Akira Takamasu, vicepresidente de la Universidad de Kansai y maestro de sociología, plantea que «la cultura analógica de Japón está de manera directa relacionada con el aumento económico de la nación».
«Los discos poseen una calidez y hondura de ruido únicas, razón por la cual hay personas que aún aman el vinilo.
«El auge del audio se produjo en Japón a lo largo de los años 70 y coincidió con la burbuja económica de la posguerra.
Takamasu apunta el estancamiento económico del último cuarto de siglo en Japón como el motivo que está impulsando el amor por lo retro.
Cualquier persona que sea el motivo (una economía ralentizada, hábitos de consumo hipster o fácil nostalgia), el amor de Japón por los artefactos antiguos muestra que si no está roto, no lo arregles.